Llorando se fue y nunca mas la vi volver. Se llamaba Elena y era real. Guapa. Lista y de mi estilo. Era perfecta, de otro mundo, de otra era. Era la mujer que me hizo ser un hombre.
Los celos y amores del que ayer rumoreaba y mata nos mató a los dos. Las lenguas ajenas y el agobio interno. El querer desmesurado en épocas de no querer. El amor a dos bandas: la mía y suya y la nuestra y de ellos.
En cada rosa roja la veía reflejada. En cada cristal transparente, sonrojada. Y, en cada acera, gotas que contaban nuestra historia.
Su pelo naranja rizado seguía durmiendo en mi cama aquella noche, cuando llamaron desde aquel número privado. Cuando, en una fracción de segundo, su cara pasó de ser una flor a un cuadro. La mueca de su cara se tornó y las mejillas se transformaron en cauces de lágrimas. El demonio estaba al otro lado del audífono, y quiso llevarse con él lo que yo mas quería, a ella.
Alejandro Pérez Marcos.
Predicamos el amor con la melancolía que se merece. Directores del Blog: Alejandro Pérez Marcos (@biggeralex) Pablo Esteban Keogh (@Pablo_Keogh23) y Luisja Naya(@luisja_naya) "Solo encuentra quien busca, y en este mundo estamos para encontrarnos" Alejandro Pérez. "Cuando las tinieblas del odio se ciernen, tratamos de elevar el Sol y hacerlo brillar con la Palabra, pues como decía el poeta: Cuando nos quiten todo, siempre nos quedará la palabra" Pablo E Keogh
No hay comentarios:
Publicar un comentario