miércoles, 26 de septiembre de 2012

"Cogerte.¿Con ganas? Con amor"

Ven. Abrázame y dime que soy tu mejor compañía. Que triunfa tu sonrisa al verme y que todas las noches son de luna llena. Que la música suena de fondo cuando escuchas mi voz y, que, desde que me conociste, no has parado se pensar en mí. Que la mejor medicina son mis besos y contra el frío abrazos. ¿A los demás? Que les den.
Ahora voy yo. Que te necesito. Que en cada palabra retumba tu nombre. Que en cada número saltan chispas hasta llegar al nuestro. Que, aunque seamos nuevos, nos conocemos veteranamente. Que mi única carretera sea de tu espalda a tu cuello y de tu cuello a tu boca. Que, los besos, compartidos, saben mejor. Quiero fumarte. Que tengo ganas de cogerte, ¿con ganas?, con amor.
Alejandro Pérez Marcos.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Frío como el Norte

Desperté con un frío tremendo que calaba hasta mis huesos. No, no;  Desperté oliendo el aroma del mar azul y el sonido de las olas chocar. No, no, de ninguna manera; Me desperté, abrí la ventana para limpiar mis pulmones del aire viciado de la casa, y llenarlos de las praderas verdes y el mar, a la par que me deleitaba con el bufido de los barcos pesqueros llegar al puerto. Bueno, da igual, la cuestión es que estaba despierto, en aquel lugar, en aquella época del año, y que todos mis sentidos se concentraban en la percepción de aquellos estímulos que resultaban agradables. Tan agradables, que resultaban vigorizantes para afrontar estas líneas. Me preparé un vaso de aguardiente y me comí una fruta. Había decidido no pensar en mi historia. Pero, como siempre, me acordé de Isabel. Invierno. Mar. Praderas. Asturias. Recuerdos con olor a pergamino viejo. Remembranzas tristes...

Recuerdo que tenías un precioso largo pelo moreno. Unos ojos marrones verdosos. Nos conocimos en aquel bar pequeño en Cudillero. Yo era de un pueblo pequeño que estaba a media hora andando, lo recuerdo todavía porque fueron los treinta minutos mejor empleados de mi vida. Tenía quince años. Mientras me precipitaba por aquellos caminos de tierra fumando un cigarrillo, charlaba con mis otros amigos para ir a la fiesta del pueblo. Todos íbamos preparados por si había pelea por las chicas de allí contra los de otros pueblos, como siempre pasaba. Cuando llegamos allí, ya era de noche. La banda fue a saltar al escenario para tocar sus clásicos temas. La banda se llamaba: Los gaiteros de Cudillero. Una vez en el pueblo, nos separamos mis amigos y yo para intentar cazar a alguna chica. Llegué al bar. La pequeña cafetería se llamaba Punta Monsacro. Le pedí una cerveza. Mientras bailaba toda la gente, yo estuve sentado pensando, cuando de pronto vi cómo tú, con tu gracia, te acercaste hacia mí.
- ¿No bailas? -dijiste sonriente-.
- No suelo, pero si me lo ofreces -dije entre risas-.
-¡Que te lo crees tú! -dijo mientras se iba a bailar un amigo mío-.

Entonces, ni me lo pensé dos veces, fui hacia ti con ímpetu. Te agarré. y bailamos. Podía oír en mi mente la música, ver los compases y verte a ti. Iba lanzado, ligero, como una suave pluma caer bailando al ondear en el aire. La orquesta tocaba aquel bolero mientras tu y yo como dos lenguas de fuego, nos juntábamos en el cielo para encender la llama del deseo. Todo Cudilleiro estaba lleno de luces. Al terminar la canción nos cogimos de la mano llevados por un impulso pasional y adolescente. Sí, adolescente. Fuimos a la playa y nos sentamos sobre la infinita arena blanca. Nos besamos lentamente. Un beso en el ojo, otro en la nariz, otro en los labios. En sus labios preciosos que invitaban al amor. En el cuello. En su cuello. En el cuello blanco y delgado como de cisne. Y otro beso, y otro más. Pero de repente:
- ¡Pablo, tenemos pelea, acaban de pegar a Braulio!
- Perdóname Isabel, tengo que ayudarles y despegándome de aquellos preciosos instantes de lujuria y pasión, me dirigí a la bulla.

Un gancho, y luego otro. Estaba pegándome por haber abandonado por primera vez, y no última, a la mujer de mi vida.

Pablo Esteban Keogh

jueves, 13 de septiembre de 2012

"Cuando estábamos contentos"



Vivo en un pasado estancado en el presente, y las letras no hacen daño entre las filas de mi mente.
Sueño con un mundo que diga las cosas de frente, y no tener que encontrarse los problemas de repente. Miro hacia los lados, y solo veo a mi gente, esa que me ayuda, en días malos o días corrientes. Suelo ser amigo de lo malo y lo diferente, pero mírame y dime que me quieres entre dientes.

Busco, vuelo, agobio de repente a una musa. La hablo, la canto, la miro y es difusa. Podría vivir solo con su aliento, pero prefiero sentir que su amor abusa de momento.
Dime si lo que hago no es querer al arte, quien pudiera, quien quisiese, expresarse en todas partes. Pintar en las paredes y escribir en los balcones, hacer el amor sin asco y sin condones. Ir cantando por la calle, viendo como amanece. Vivo en una mierda o algo que se le parece. Las paredes son oscuras, las vidas tristes y cansadas, mi musa está muriendo y ya solo escucho arcadas.
Dame un rato mas, que te quiero contar mi vida. Nací en un periodo que no era para una mente como la mía. Sufro en silencio esta sociedad tan rota. Observo con mi guitarra como el mundo se derrota.
Todo volverá a ser como antes, como cuando estábamos contentos. Ser feliz en verano con un par de cornettos. No se vivir sin luchar, y ahora estoy improvisando, prefiero vivir corriendo que morir andando.
Alejandro Pérez

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Corazón al compás

         Un auditorio vacio, dos luces, encendidas al azar por un interruptor escondido, iluminan la zona. Cierro los ojos, y un cosquilleo por mi espina dorsal da lugar a una lágrima de nostalgia. Llevaba demasiado tiempo callado y aguantando los golpes. Tocaba abrirse y explotar. Una Fender yacía apoyada junto a unas baquetas. Supe qué arma escoger para este duelo entre mi cabeza y mi corazón. 
        Las notas fueron precedidas por los arpegios. Empezaba a temblar. Una melodia aprendida en casa hacía más de un año de Guns N´ Roses fluia de mi cabeza a mis dedos. Estaba sudando. Poco a poco mis dedos al compás de la canción se fueron acelerando. De una patada encendí la distorsión para dejar que la rabia sucumbiera a la melancolía. El escenario temblaba, y yo con él. Mis tímpanos pedían un descanso pero mi corazón no estaba dispuesto a dárselo. Empecé a gritar. Me dolían los dedos pero no pensaba parar.
       Mis emociones fluían concorde avanzaba la noche. Y tras la última nota empecé a llorar. Llanto de desesperación, de rabia incontenible, de deseos de destrucción y de consuelo. Mi cabeza temblaba. Dudaba que mis oidos fueran a ser lo mismo después de aquello. Miré mis dedos, un hilillo de sangre fluía por mi índice y pulgar. Tenía el pelo empapado en sudor. Tras aquellos cerré los ojos, y caí rendido en un sueño que duró más de 24 horas.
Luisja Naya    @luisja_naya

martes, 11 de septiembre de 2012

SE VENDE PARA NO VOLVER.

Si, vendo mi moto. Aquella moto que nos llevó a tantos lados, aquella sobre la que nos dimos tantos besos y lo hicimos, lento, tantas veces. La vendo.

Para que tenerla si cada vez que gire el manillar derecho y escuche su rugir me acordaré de aquellas manos que rodeaban mi cuerpo cuando le daba mas gas, cuando nos hacíamos Madrid-Valencia en dos horas a las tantas de la madrugada para desayunar horchata fresca y volver a comer a la capital. Si cada vez que pise el embrague me acordaré de tu apretón en mi cadera y de tu bota en el suelo. Si, cuando baje al garaje a por ella, vea nuestros cascos: uno al lado del otro. Y recuerde aquel mechón de pelo que se resistía a la visera. Para que quiero un motor de 1200 si no puedo disfrutarlo contigo.
La vendo, pero no se la venderé a cualquiera. Se la venderé a un chaval joven, con el carnet recién sacado, poco dinero en el bolsillo y una novia a la que llevar a todas partes. Y, que cuando monten juntos en la moto sientan nuestros cuerpos en ella. Que cada beso que se den en el asiento sepa a nuestros besos. Que hagan locuras. Que quemen rueda en los semáforos y vayan a doscientos por las curvas. Que se sientan. Que nos sientan a nosotros y a nuestra vida.

Siempre te echaré de menos. Siempre te querré como nos quisimos en nuestros días.
Alejandro Pérez

lunes, 10 de septiembre de 2012

Entre Hierba y Abrazos.

¡Ya son fiestas en el cielo!
Todos buscan pareja de estrellas y bebidas para viajar. El humo se convierte en nubes y, los besos, en lluvia. Al fondo, a la derecha, hay unos altavoces que le dan watios a Quique Gonzalez. Dos o tres parejas miran cogidos de la mano el firmamento. Otros, solitarios, miran el fondo de una botella, como si allí se encontrara su media naranja.
El campo está lleno de gente joven y el cielo de estrellas fugaces. Buena combinación de echos efímeros. Encima del capó del Seat Ibiza que me ha dejado mi hermano estamos tumbados ella y yo, mirando al cielo. Mi pecho hace de su almohada y mi brazo de manta. Ella lo que me hace a mí es feliz.
-Que horas son ya?
-Pues serán las 23:30, por?
-Avísame a las 00:00.
-Vale, jajaja, por?
-Pues para pedir un deseo..
-Pero no ves que estamos bajo un cielo lleno de estrellas fugaces?
-Pero mi deseo es especial.

Dicho esto empezó a subir por mi cuello hasta llegar a mi boca.

En los altavoces empezó a sonar "Turnedo" de Iván Ferreiro. Se escuchó un grito de felicidad unísono y miles de voces cantando el tema del gallego. Yo tarareaba alguna letra entre beso y beso. ¿Sabes esa sensación de querer parar el tiempo? Pues conseguí pararlo por un segundo. Ansiaba que llegarán la 00:00 para saber que quería ella. Miraba el reloj cada cinco minutos. Ahora sonaba algún tema desconocido, pero del estilo de los dos anteriores...
Fue la mejor noche del año, sin duda. ¿Que que pidió a las 00:00? No lo sé. No me lo dijo, pero, lo único que me dijo fue que me quería, mientras se acurrucaba entre mis brazos y olía el cuello de mi camisa.
Alejandro Pérez (@Biggeralex)

lunes, 3 de septiembre de 2012

Da todo lo que puedas

Las personas no somos perfectas, al igual que el amor, una relación tampoco lo es. Al principio todo es muy bonito, enamorados, felices, ilusionados, promesas para toda la vida... Pero a medida que va pasando el tiempo, las cosas se complican, se discute, nos enfadamos, lloramos. El amor de verdad es un sentimiento tan fuerte que puede cambiarte por completo; puede hacerte reír, como tambien puede hacerte llorar, te puede ilusionar, como tambien puede hacerte gritar, y puede hacerte sentir ''mariposas''en el estómago, como tambien puede producirte rabia y dolor. 
Nunca será perfecto, pero si puedes encontrar a esa persona imperfecta, y asimilarla como tu modelo de la perfección. El secreto es amar a esa persona, pese a todos los defectos que pueda tener. Prometer que darás lo mejor de ti, día a día. Hazla sentir amada, hazla sentir que le importas, pero nunca le hagas sentir daño. No prometas cosas que no cumplirás, no le prometas el cielo, pero promete dar lo mejor de ti en cada momento. No pienses en un día malo, porque puede arruinar todos los dias buenos que hayas pasado. No dejes que una mala temporada haga daño a la persona que posiblemente te ame, y te amará toda su vida. No eches todo a perder por una discusión, por que os seguiréis amando. El amor no es 
perfecto pero sin él, la vida no tiene sentido.

Cristina Lorite