miércoles, 12 de septiembre de 2012

Corazón al compás

         Un auditorio vacio, dos luces, encendidas al azar por un interruptor escondido, iluminan la zona. Cierro los ojos, y un cosquilleo por mi espina dorsal da lugar a una lágrima de nostalgia. Llevaba demasiado tiempo callado y aguantando los golpes. Tocaba abrirse y explotar. Una Fender yacía apoyada junto a unas baquetas. Supe qué arma escoger para este duelo entre mi cabeza y mi corazón. 
        Las notas fueron precedidas por los arpegios. Empezaba a temblar. Una melodia aprendida en casa hacía más de un año de Guns N´ Roses fluia de mi cabeza a mis dedos. Estaba sudando. Poco a poco mis dedos al compás de la canción se fueron acelerando. De una patada encendí la distorsión para dejar que la rabia sucumbiera a la melancolía. El escenario temblaba, y yo con él. Mis tímpanos pedían un descanso pero mi corazón no estaba dispuesto a dárselo. Empecé a gritar. Me dolían los dedos pero no pensaba parar.
       Mis emociones fluían concorde avanzaba la noche. Y tras la última nota empecé a llorar. Llanto de desesperación, de rabia incontenible, de deseos de destrucción y de consuelo. Mi cabeza temblaba. Dudaba que mis oidos fueran a ser lo mismo después de aquello. Miré mis dedos, un hilillo de sangre fluía por mi índice y pulgar. Tenía el pelo empapado en sudor. Tras aquellos cerré los ojos, y caí rendido en un sueño que duró más de 24 horas.
Luisja Naya    @luisja_naya

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