domingo, 30 de diciembre de 2012

"Apúntame a la cara o dispárame a la puta vida"

“¿Qué estás dispuesto a dar?” Me preguntaban. Tanto que acabé preguntándomelo yo mismo, como si tuviera la opción de decidirlo.

Bailándole a la luna llena, aullando sobre plata, así vivimos.

Hacía meses que no trataba de diezmar todas esas palabras que no se callan en tu mente, tratando de decirte que tienes problemas, que tienes soluciones, que tienes miedo, que aun no estás muerto, por suerte o desgracia. Quizá porque son esas palabras las que te acaban diezmando y encerrarlas es más fácil que luchar con ellas cada día, porque no sé los monstruos, pero un folio en blanco me aterroriza, pero de verdad, más que de la Parca, que hace años que nos deja ver sus planes. Igual es el hecho de que enfrentarse a uno mismo es más peligroso que cualquier ataque externo, ¿a ver como cojones puedo defenderme o huir de mi propia mente, persiguiéndome, implacable, atenta, conociendo cualquiera de mis movimientos, atentando cada día contra mí mismo?
Y con las luces apagadas y con algo de música, estoy tratando de abrirme otra vez, pero… ¿Me estoy abriendo a ti?, ¿a mí?, ¿o os estoy intentando abrir a vosotros?

Como un loco, empiezo a desenredarme las palabras que se me enganchan al pelo, ya sea porque no las hemos dicho o porque nos las han robado.
Trata de huir del drama, trata de ganarte la vida como los demás, busca una buena mujer, hazle feliz, hazte infeliz, al final toda esa propaganda es eso, una excusa para no sentirnos mal al fracasar, porque eso hacemos, ¿no?, fracasar contra un muro, luego contra otro, luego contra otro… Tus propios muros, claro.


jueves, 27 de diciembre de 2012

La Mariposa Morada


Mis pasos se sucedían hacia el barranco de la montaña. Desde la cumbre se podía divisar aquellos paisajes galaico-célticos. Vastos campos glaucos hasta donde puede alcanzar la vista. El sobrecogedor mar azul… ¡Tantos escritores han hablado de él! Un dios que imparte justicia, crea mareas exorbitantes y mareas mansas, da cobijo a almas perdidas.  Desearía ser cual pescador que hace del mar y los seres que habitan en él, una morada acogedora donde reflexionar y apoyarse ante las dificultades de la vida cotidiana.

Recuerdo a mi padre saliendo de casa a horas tempranas para buscar pescado para “xantar”, como decía mi padre en gallego. Esta clase de recuerdos me traen a la memoria mi infancia feliz en Mugardos, mi pueblo natal. Mis largas caminatas hacia la ría de Ferrol, en la que me bañaba desnudo, junto a mis amigos. El agua fría del río mojaba mi cuerpo infantil en aquellas mañanas calurosas de verano. Al lado de la ría había un inmenso bosque, verde por los árboles y marrón por la tierra. Las flores moradas, rojas, amarillas, blancas... Aquellas clases de Naturaleza impartidas por el Maestro Fernán enseñándonos la flor y sus partes. Siempre me ha gustado hablar de las flores como la rosa, su rapidez en marchitarse se asemeja a la vida misma. Lo que antes una rosa roja era, en rosa oscura y marchita se convierte... 

Cierto día, al salir de clase, me fui a la ría. Allí me encontré con una chiquilla cercana a mi edad bañándose en paños menores. Miré sus ojos color miel. Ella me dijo con gestos, que me diese la vuelta, lo acaté. Como con curiosidad "gatuna", miré de reojo sus dulces formas femeninas. Ella se dio cuenta y me gritó con una melosidad extraña y con mejillas sonrojadas:

- ¡No mires!

Cuando terminó de cambiarse me dio un suave beso en la mejilla y se fue corriendo. Mis mejillas tornaron a un color pardo. Por el camino noté un nudo en mi garganta, y por mucho que tragase saliva, no conseguía quitármelo. Era el nudo que la fuerza inamovible del amor provoca. También recuerdo haber visto una mariposa morada, algo bastante raro en un paraje como aquel.
Regresé a mi hogar sin hambre. Recuerdo que aquel día teníamos mi comida favorita: Raya a la pimienta negra con media patata cocida. Renuncié a aquella comida por la muchacha. 

Pero… ¡No! Deja de recordar, decía para mis adentros. Estoy decidido a acabar con mi vida. Un pequeño paso más y se acabó todo ¿Quién dice que la vida no es frágil? Como dice aquel poeta: “Al andar se hace camino y al volver la vista atrás se ve la senda que nunca se ha de volver ha pisar”. La vida es un placer efímero, una fugacidad, un sufrimiento constante que no se acaba hasta que morimos.

...Sigo caminando, pero ahora me alejo del lugar donde nací. Conmigo va mi mujer, aquella muchacha de ojos color miel. Salgo de Mugardos, voy a las gran ciudad.

Al llegar a Madrid se nos complicó la vida. No disponía de mucho dinero y lo único que me podía permitir era un piso “bohemio”, como decían los artistas. El piso estaba situado en Lavapiés. Además de la buharda, nos podíamos permitir dos comidas diarias. Hubo días en los que tenía que ausentarme de casa, poniéndole una excusa a María, le decía que tenía que ir a una comida de trabajo, cuando en realidad me daba un paseo para que mi mujer pudiese disfrutar con algo más de comida. Estuve trabajando provisionalmente de carnicero. En aquella carnicería aprendí a apercibir las nimiedades de la vida diaria. Las cosas que apercibes en la vida diaria las aprendí a tomar en cuenta cuando comencé a trabajar allí. El jefe de la carnicería me enseñó a tomar con cuidado cada tarea, tomarla con pausa, tranquilidad y perfeccionismo, a no desesperarme cuando las cosas no salgan bien. Aprendí mucho más de lo que haría cuando me dedicase a la música. Mientras tanto, seguía aprendiendo más y más a tocar el violín ya que quería conseguir una beca para el conservatorio. 
Desde niño me gustaba tocar el violín. La danza de aquellas notas bailaban en mi oído y mi mente. La música era parte de mi vida. Trabajé mucho para lograr ser alguien en el mundo de los grandes melómanos. Tras mucho esfuerzo logré la beca. Estudié durante diez años. Mientras tanto, trataba de tener un hijo con María, pero nunca llegaba. 

Mucho tiempo después logré tener un puesto de primer violinista en una gran orquesta, y acabé siendo director de la misma. Todo en mi vida iba bien, pero como siempre, me faltaba algo. Ese algo era tener un hijo. Lo intentábamos una y otra vez, pero nada. Hasta que un precioso día estival, mi mujer me dio la gran noticia ¡Estaba encinta! Nunca he sentido mayor alegría en mi vida. Tuvo un parto perfecto, todo iba bien, me sentía como en una nube. Ese día también vi una mariposa morada aleteando por el lugar. 
Pude escribir composiciones con una alegría tremenda, y eso repercutió en la calidad de las mismas, eran las mejores partituras que jamás habría hecho. Pero un día, Ernesto enfermó. Ernesto tosía y tosía, pero nosotros seguíamos sin poder ayudarle. Yo sentía que la llama de la vida se le iba apagando. Llamamos a médicos y a sacerdotes, pero ninguno de ellos pudo ayudarle. El pequeño Ernesto iba a morir. Su preciosa cara infantil se desvanecía en el tiempo. 

Pasó el tiempo, y pasó, y pasó. Mi mujer padeció depresión y acabó muriéndose de pena. 

Siempre traté de afrontar la vida, pero el pulso ya parecía perdido. 


Antaño, tocar el violín traía a mi memoria aquella mañana soleada de primavera. Aquellas blancas azucenas, las rojas rosas, los dientes de león, las moradas damas de noche. No puedo olvidar tampoco las mariposas posándose sobre los pétalos, y el colorido paisaje sumado al rumor del agua que provocaban una sensación melosa en mi interior. Pero esa satisfacción se fue, y nunca más ha vuelto. Esa inspiración divina. Esas remembranzas de la infancia jamás volvieron. Dios jamás volvió. Dios murió con mi mujer y mi niño. 

Oigo cercano el aletear al viento de una mariposa. Era aquella mariposa morada que tanto me había acompañado a lo largo de mi vida. Esa mariposa me rodea y se posa en mi hombro. Siento unas lágrimas correr por mi mejilla.

Pero la mariposa se ha desvanecido y a ido a parar a la mar. Me pregunto quién o qué era esa mariposa. Me pregunto quién o qué soy yo. 



miércoles, 19 de diciembre de 2012

Soñé con ella y me levanté vacío

Soy de los que piensa mas de lo que escribe. Cuando me enfrento a un batallón de folios con, como única arma, un lápiz, maquino mil formas de acabar con ellos, aunque, normalmente, acaban todos hechos trizas en el fondo de metal de la papelera de mi cuarto.

Cuando escribo se forma una nube en mi cabeza. Las palabras se muerden las uñas y gritan: A mi! A mi! Ponme a mi ahí!
Al final, como con todo, acabo tachando.

Me es imposible escribir con lápiz y papel. Siempre que empiezo con una palabra acabo dibujando tu nombre en alguna esquina del folio. Otras veces empiezo directamente con tu nombre, y acabo dibujando palabras.

Llamarme loco, y decirme lo de que "las mejores personas lo están" que no me creo que los manicomios estén llenos de santos. Lo mío es una locura variante. Aumenta o disminuye según el momento. Llamarme entonces también bipolar. Ahora te sonrío mientras hace un minuto te estaba haciendo llorar. No te asustes, es para saber lo que de verdad te importo. Pero parece ser que no te importo demasiado, cuando solo me necesitas para ser tu mandado.

Dios, ¿dónde estás?, desde aquí te llamo. Creo que esta broma llamada mundo se te ha ido de las manos.

Alejandro Pérez

Amor en Mar II (La despedida)


Nos volvimos a ver a la mismahora que siempre. Yo llevaba en mi mochila unas cervezas, y un altavoz paraenseñarles la música de la que les hablaba. Nos saludamos como siempre, yvolvimos al hogar de nuestros recuerdos, y la infinidad de otros más. Volvimosa ver a nuestro gato, al que graciosamente Camille había apodado “Superbit”(que en francés hace referencia al tamaño de su miembro), pero decidimosllamarle “Sbit”. En todas nuestras citas el gato había estado. Decidimosllamarle. Yo chasqueaba la lengua para que viniese, le llamaba por su nombre,pero lo único que hacía era mirarnos con sus dos ojos glaucos grandes ybonitos. Me preguntaron si olían a tabaco, les dije que no para agradarlas. Lesenseñé mi música y apuntaron a los cantantes. Como siempre, nos contamos todo,nuestros secretos, aquellas conversaciones que el tiempo, desgraciadamente,borrará, porque como decían los grandes sabios latinos, “verba volant, scriptamanent”, pero el recuerdo en aquel mar, aquella cala, y nuestro Tiempo, seguirápatente. Nos bebimos las cervezas, hicimos todo tipo de tonterías, y llegó elfinal. Se tenían que ir, se nos había hecho tarde. Cuando te lo pasas biensiempre se te hace rápido. Nos fuimos a despedirnos. Quisieron que les dijesealgo en español, porque pensaban que cuando hablaba en español, tenía voz sexy.Me reí y les hablé en español. Me dijeron en inglés (traducido):
-      Te echaremos demenos. Es el mejor verano de nuestra vida. Eres un chico precioso.
-      Les contesté lomismo nos despedimos con unos abrazos largos y bonitos.
Les dije Adiós sintiendo ungran pesar. Me fui a casa en la inmensidad de aquella noche triste. Viendoaquel lugar que alojó nuestra despedida. En esa despedida supe que no volveríaa verlas en mucho tiempo. Conseguí evitar que una lágrima se derramase. Lasecharé mucho de menos.

Y ante mí otra vez: El mar,la cala, y el Tiempo. Mis pasos huecos llegaron a mi casa, en la inmensidad dela noche, vi desvanecerse nuestras conversaciones como lágrimas en la lluvia,como unos minutos en un reloj.

Todo se desvanece, y solo lo escritopermanece.

PABLO ESTEBAN KEOGH

Amor en Mar


La luna apareció y se fue, yvolvió a aparecer. Me preparé para salir de casa. Había estado pensando enellas y en lo que haríamos cuando juntos estuviésemos.  Y el astro se fue. Apenas brillaban unasestrellas en la oscura cúpula celeste. Y la luna volvió a aparecer. El mar seoía a pesar de estar en completa calma, quieto como un plato. Me sentétranquilamente a escuchar música, algo que siempre me había relajado bastante.Las diez y “veintipico”, de pronto, el apagón.

Lo único que brilló duranteunos minutos fue la luz de una o dos casas, y la de los astros en el cielo.Aquel apagón me hizo reflexionar. Inmerso en los recovecos de mi mente, la luzse hizo, como si del Génesis de la Biblia se tratase. Y aparecieron ellas.Camille iba con un pantalón corto naranja y una camiseta negra de tirantes,pudiendo así mostrar sus deliciosas formas femeninas. Perrynn vestía un vestidoveraniego color crema con estampados de flores. Siempre he conectado más conPerrynn en lo referente a gustos, además de que yo creía que le atraíabastante. Con Camille sentía además de la tensión sexual patente, una especiede atracción por la “locura sexy” que profería.

Después de saludarlas, nosdirigimos al centro del pueblo. En el centro se situaban cinco bares “paraguiris”; uno moderno de copas del que la gente tiene ciertas sospechas, ya queaquel lugar es idóneo para el conocido tráfico de drogas;  un restaurante chino tremendamente apetitosocon una decoración excelente; una ermita que parecía protestante debido a lasluces que coronaban aquella cruz cuando se hacía de noche; y por último, un barde copas Chill-out al que acudía bastante gente para ver los conciertos que serealizaban allí.

Estuvimos un rato vagando poresos locales, Coca-Cola en mano. Finalmente volvimos a nuestra playa, y a nuestro mar.  El mar que tantos secretos nuestros escondía,nuestras lágrimas, nuestras risas, nuestros besos, nuestras despedidas. Aqueldios que se embravecía terriblemente en días de tormenta. Nos sentamos en laplaya, sería erróneo decir playa, más bien, cala. La cala. Nuestra cala. Y derepente, pude verlo, éramos nosotros, el mar, la cala, y ante nosotros, elTiempo.

Por un impulso espontáneo,como de “Carpe Diem”, decidimos lanzarnos al mar, yo en pantalón sin camiseta,y ellas en sujetador y bragas. Nos lo pasábamos bastante bien jugábamos, ycuando alguien hacía al otro algo malo, hacíamos el “abrazo del perdón”, en elcual, viéndome inmerso yo con Camille, decidí darle un beso en la boca, al querespondió alegremente, pero lo suficientemente rápido como para que Perrynn nonos viese. Al final aquella “locura sexy” me llevó a su terreno. La historia demi vida. Nos lo estábamos pasando genial, cuando de pronto, llegaron lospadres, que preocupados por no haber obtenido respuesta a los mensajes yllamadas propinados hacia aquellas chicas, fueron a la cala. Les llamaron aellas, pero yo decidí acompañarlas. La madre parecía cabreada, pero con toda mientereza decidí presentarme a ella y a su padrastro, el padrastro estabaalejado, ya que no sabía como manejar aquellas situaciones.

-      Je ma appel Pablo, et toi? Dije fluidamente haciendo gala de mi increíblementeescaso francés, pero efectivo.
-      Lucién, mecontestó,
-      Achanté.
Me contestó algo quedesconocía, como igualmente, o algo parecido.
Me despedí de ellas, Camilleme hizo un gesto como de burla, haciendo referencia al castigo que le iban apropinar sus padres. Les di dos besos a cada una. Otra despedida, pero en éstasabría que volvería a verlas pronto.

Allí estaba yo, el mar, lacala, y ante nosotros como concepto inamovible, el Tiempo.

PABLO ESTEBAN KEOGH

martes, 11 de diciembre de 2012

“Yo, pianista. Y tú, piano.”

Tócame las teclas del corazón mas airado. 
“Yo, pianista. Y tú, piano.”

           
No es el marfil, no, de sus rotos abrazos
No son las ganas, tampoco, de vivir en sus brazos.
Es el ansia, puede, de dormir en sus ojos.
Y tiene sentido, lo tiene, si hablamos de sus labios rojos.

No vive en primavera, no. Le gustan los rastrojos.
Y el cruzar de sus caderas está cargado de arrojo.
Y son de gata, no de araña, sus arañazos,
Cuando el agua de su boca, por mi mente, cae a cazos.

Y sueña; y vive; y ¡Hombre!, cuánto tiempo había pasado.
Hacía mucho que no veía a alguien tan demacrado.
Hacía mucho tiempo que no veía a alguien tan enamorado.

Porque son tus teclas. Si, las tuyas, piano.
Que el suave andar de la cremallera de tu espalda me gusta, es liviano.
Y  siendo yo el pianista, termino siempre acabando. 

Alejandro Pérez Marcos

Tired

Aún se la puede contemplar en la esquina, ojos rojos, cara cansada, esperanza difuminada.
"Estaba harta de esperar".
Lo había dado todo, rompió promesas, faltó a su fe, pero no volvió.
"Se había cansado de esperar".
Puños cerrados, mente aturullada, rabia contenida.
"Ya no quería esperar".
Sonrisas extinguidas, propositos hundidos, ganas rotas, sueños carcomidos.
"Le dolía esperar".

martes, 20 de noviembre de 2012

Algo tendrían que contar las farolas.

   Algo tendrían que contar las farolas sobre aquella noche, sobre aquel paraguas rojo cruzando un suelo gris mojado. Algo tendrían que contar de los besos en cada portal, y las manos sin control, y los adioses que se convertían en otro beso. Algo tendrían que contar, pero no son mas que farolas.

   Las sábanas, hechas un revoltijo en alguna esquina del suelo, guardaban la mejor noche pasada en años.

   Todo empezó en un karaoke. Todos llevábamos dos copas de mas. Los micrófonos no eran suficientes, y la gente cantaba a grito pelado por el local. Tocaba "Pereza". Al empezar la canción dos manos agarraron el micro por encima de las mías, y unos labios se juntaron a mi mejilla antes de que Leiva comenzara con "Como lo tienes tú". La canción fue infinita, con su voz susurrándome al oído: "Un día quiero dejar el mundo entero por ti".

  Los pelos como escarpias, y la voz temblando; Su mano sobre mi mano, y el olor de su pelo; Su rodilla junto a mi rodilla, y su aliento en mi cuello. Todo giraba rápido a nuestro alrededor, pero nosotros estábamos a cámara lenta. Terminamos la canción y fui a servirme otra copa.

  La barra era un desastre: el brugal por el suelo, las colillas quemando un hule de flores, los vasos medio vacíos... Lancé un par de hielos a un baso de mojito y los rocié en ginebra. Las burbujas de la tónica se mezclaron con el alcohol mientras removía la copa. Dí un trago largo al gin-tonic y apoyé los codos sobre la barra. Unos brazos suaves me rodearon la cadera. Tenía las manos frías, pero la voz caliente. Con disimulo, me arrastró, cogiéndome de la camisa, hacia un cuarto alejado.

  El pasillo, entre el calentón y el alcohol, parecía infinito. Abrió la puerta de una patada y pasamos dentro. Sin encender las luces enseñamos a nuestras manos donde estaban las del otro, a donde tenían que ir; en que centímetro del cuello tenían que tocar para producir ese suspiro tan placentero. Los labios se juntaron como si se conocieran de toda la vida, y empezó el juego: Cambiábamos un susurro por un beso, una caricia por un mundo. Todo en su posición, y nada en su sitio.

   Cuando salimos de la habitación no se escuchaba ya el karaoke. Los sofás estaban invadidos de vasos y parejas. Algún bohemio recitaba sus memorias pegado a una botella. Un par de cigarros quedaron encendidos en el cuenco de cristal cuando cogimos los abrigos y nos fuimos a terminar el juego a su apartamento.

 

jueves, 15 de noviembre de 2012

La última calada.

Que manera de desaparecernos, de dejar un día de ser nosotros para volver a ser un tú y un yo. Que desaparezca ese recuerdo mutuo y esas canciones, recordatorios de dolor. Recuerda lo que nos dijimos, no volveremos a decir nada igual a nadie. Lo nuestro ha sido una plaga exterminada desde fuera, mira hacia atrás y echa de menos esos momentos en los que no importaba nada más que la sonrisa mutua. Y ahora mira al frente y contempla la bifurcación de nuestros caminos, están presentes tu mapa y el mío escritos a lápiz. Y ahora grita, grita por eso que deja de ser, grita por eso que pierdes, grita por eso que no tienes. Y ahora olvida, olvida para parecer indiferente, para no haber sido más que dos extraños. Golpea fuerte el tiempo que se escapó y agárrate al primer clavo ardiente que encuentres para no caer. Tómate un refresco acompañado de la última calada a esta historia ya esfumada.
Luis Javier Naya.

A(mi)g(o) Cid

Estábamos en el campo de batalla y su semblante era siempre serio. Ni las arrugas de su cara, ni las cicatrices de su rostro… nada de su gesto presentaba rasgos de miedo. La nariz ruda, y ya sucia por el polvo, respiraba la tensión del ambiente. Con sus ojos virutitos iba oteando el horizonte. Y, en el momento justo, se bajó del caballo y echó a correr. A correr hacia los moros. Tenía el cuello ancho y las espadas fuertes. Una vena corría, paralela a la nuez, por la garganta. Todo su torso, empolvecido y algo sudado, trotaba, soportado por sus caderas y sus fuertes piernas, hacia la libertad de su honor. Unos brazos musculosos soportaban un acero de inmensas proporciones. Blandía con fiero movimiento la espada ante el peligro. Mil chispas salían al choque de hierros, y otros miles gritos caían ante su imponedora pose.
También le recuerdo sentado en su sillón, con las manos encharcadas de lágrimas que segundos antes habían bajado por sus mejillas. Estaba siendo anunciado de la violación de sus hijas por partes de un par de condes. La humillación y el odio me hacían ver el efecto que podían causar en un hombre con el tamaño de un oso y el valor de un león. Por así decirlo, dejaron hecho cenizas al tronco más grueso del bosque de Castilla.
Otra de sus facetas era la de satisfacción. Al ganar una batalla, al llegar a alguna meta o al volver a abrazar a su esposa. Su signo de victoria era levantar los brazos formando en el aire una “v” de músculos y satisfacción; Cerraba los ojos y fruncía el ceño; Abría la boca y le gritaba al tiempo que nunca la derrotaría. Hasta que llegó su día.
Todo lo que no se habían llevado las guerras, las espadas y los moros, se lo llevó una fiebre en tierra de naranjos. Las últimas palabras que escuché de su boca fueron estas: Mi nombre es Rodrigo Díaz de Vivar, pero haz que se me recuerde como “El Cid”. Dijo mientras me apretaba la mano casi ya en su lecho de muerte. Cinco días después, el 10 de Julio, su boca dejó de hablar y sus ojos de mirar. Él había muerto, y yo me encontraba ya muy lejos de Valencia.
Alejandro Pérez.

lunes, 12 de noviembre de 2012

Que no mueran nunca.



Y que no mueran nunca los cantantes,
esos que nos hacen gritar.
Que no mueran nunca los cantantes,
esos a los que que queríamos imitar.

Que no mueran nunca los cantantes,
que el mundo se llenaría de soledad.
y, que no mueran los que cantan,
por que la vida sin sentido se hallará.

Que no muera la música, ni los sueños
ni los instrumentos, ni los que los tocan,
ni las letras, ni sus dueños.

Que no se vallan los rock&roll star
lo que viven sin dañar.
que no mueran nunca los cantantes.

miércoles, 7 de noviembre de 2012


¿Dónde estarán tus poderes?
MARGOT.

"Una Coca Cola, por favor"


Póngame otra copa de esas que siempre están llenas. Ríase de mi risa como se reiría una hiena. Baile al amanecer; conmigo, con ella. Dime si la luna, al sol, no le parece bella.

Fúmame despacio, como a la nicotina, que ya te diré yo, lo que hacer en cada esquina. Comerte a besos las lágrimas y a lágrimas las sonrisas. Y dime que me quieres con, la de tus labios, vaselina.

Sírveme de sabor amargo, dulce, largo, corto, embargo, tu sonrisa al verme. "Una coca cola por favor", y mil burbujas en mi mente. Mente inerte. Cuerpo sano. Sentir los granos de arena, por la espalda, en verano.

La caricia de tu aliento a mi cuello, de momento, le va gustando poco a poco. Viaje de uno solo, de una sola. Viaje de locos. Viaja por tu cara, baja por tu mejilla, llega hasta tu alma y "pulse almohadilla":
-¿Dígame?¿Sí? Busco alguien inteligente. Que sepa de memoria lo que le gusta a la gente. Que respire aire verdadero en esta sociedad tan rota, y que busque bajo las faldas algo mas que poca ropa.
+Perdone, pero se nos han agotado. Están todos cogidos, bajo tierra, o quemados. No ha llegado a tiempo señorita. Lo siento, que la suerte le palpita, y el corazón en banca rota, busca bajo las faldas, algo mas que mucha ropa.

Pues vaya, este es el panorama. Gente que no ama mas que el no irse solo a la cama. Cada día con una: hoy contigo, o con tu hermana. Y el cargo de conciencia ya me lo quitaré mañana.


Ná mas que contar, gente, esta es la verdad. Mentes vacías que no encuentran su verdadera sociedad. La destruyen a pedradas, o con pura publicidad. Y, los políticos, todo el día, quejándose por su "jet lag".

miércoles, 17 de octubre de 2012

Dictadura de vida

"Mi gasolina son los libros, mi carrocería su tapa, mi matrícula su título y mi logo su portada"
                       Inspírate, vuela, respira, sonrie, llora, siente, razona, odia, ama y desespera. Haz aquello que te haga sentir bien, que te haga sentir persona, haz aquello que te guste, haz aquello que te llene, hazlo sin que nadie te lo impida y sobre todo sin importar el resto. Explota de odio, húndete en miseria, vuela de alegría, huye de rabia, golpea de enfado, brilla de euforia, arde de celos y calienta de amor. Con ésto te aseguro una vida sufrida.

martes, 16 de octubre de 2012

"PARÍS ERA UNA FIESTA"



Mil cien días con alcohol; 
la sangre al galope por las venas;
el último trago, para ahogar las penas.
y el penúltimo para aliviar el dolor.

Mil cien días en la habitación; 
ya contábamos la copa novena;
los pares se convirtieron en docenas, 
y ya no se oía aquella canción. 

Mil cien horas de besarte en el cuello,
de mirar por la ventana una tarde de estas
y de no dejar de hacer aquello.

Mil cien abrazos, tímidos, en la siesta,
todos estábamos locos por el destello...
 ...y París era una fiesta. 


domingo, 14 de octubre de 2012

Canción al des-hoy.

Triunfan, hoy, los versos desordenado; Las palabras mal dichas; el mirar sucio, sin aventuras ni desdichas.

Triunfan, hoy, la gente a la que no amamos;y, a los que siempre nos querían, los dejamos abandonados.

Triunfan, hoy, el desamor y la desgana; El: hoy no me apetece salir de la cama; el llorar por la noche y sonreír por la mañana.

Triunfan. Todos los que quieren triunfan. Todos los que pierden, lloran. Y, todos los que escriben, sufren.

Alejandro Pérez.

sábado, 13 de octubre de 2012

I movimiento: Lo de fuera.

Llorando se fue y nunca mas la vi volver. Se llamaba Elena y era real. Guapa. Lista y de mi estilo. Era perfecta, de otro mundo, de otra era. Era la mujer que me hizo ser un hombre.

Los celos y amores del que ayer rumoreaba y mata nos mató a los dos. Las lenguas ajenas y el agobio interno. El querer desmesurado en épocas de no querer. El amor a dos bandas: la mía y suya y la nuestra y de ellos.
En cada rosa roja la veía reflejada. En cada cristal transparente, sonrojada. Y, en cada acera, gotas que contaban nuestra historia.

Su pelo naranja rizado seguía durmiendo en mi cama aquella noche, cuando llamaron desde aquel número privado. Cuando, en una fracción de segundo, su cara pasó de ser una flor a un cuadro. La mueca de su cara se tornó y las mejillas se transformaron en cauces de lágrimas. El demonio estaba al otro lado del audífono, y quiso llevarse con él lo que yo mas quería, a ella.
Alejandro Pérez Marcos.

lunes, 8 de octubre de 2012

Ella acabó conmigo

De nuestro amor apenas queda nada. Todos los recuerdos se pasaron como lágrimas en la lluvia. Una lluvia constante que me aturde terriblemente, una tormenta que inunda las calles y me hunde en el horrible fango del desamor. Me arrastro por las calles reptando cual serpiente mientras piso las lágrimas de los recuerdos, que un día fueron buenos. Toda la remembranza es triste. Sólo recuerdo los malos momentos. Las peleas, los gritos, las discusiones.

Aunque no quiera admitirlo, te echo de menos. No te hablo, ni te lo demuestro, pero te sigo amando profundamente. Todos aquellos recuerdos me asaltan una y otra vez. Me tumbo en la cama y miro al techo. En él estás tú. Tu precioso pelo largo, tu pelo moreno oscuro, tus ojos claros como la verdad. Tu hermoso cuerpo enfundado en mi camisa blanca. Tu rostro perfecto. Todas tus fotos son como puñaladas en en mi corazón. Un corazón herido que apenas bombea sin ti.

Pablo Esteban Keogh

lunes, 1 de octubre de 2012

Pasado en presente

Yo he sido de esos a los que les ha atravesado un hielo el pecho y han explotado sus venas de presion rabia y dolor. De esos que cuentan en anécdotas sus dias y que saben ocultarse al enemigo, de esos que saben diferenciar una broma de una indirecta y que sabe que no se juega con los sentimientos. He sido esa persona que esperaba tras una pantalla una contestación a su declaración de amor, y he sido ese gilipollas que no supo que se habia cerrado su puerta aunque le hablaran por la escotilla. He sido ese personaje que se hacia el tonto para disfrutar dos segundos más de una situación que no dabas más de si, y ese humano que lloró por perder lo que amaba, aunque después supiera levantar la cabeza y dejar el pasado atrás. He sido testigo de escenas románticas que se daban en mi cabeza y que bajaban directas al corazón destrozándolo todo a su paso. He sido aquel que sonrió al que le hacia una broma de mal gusto para no darle la satisfacción de haberme fastidiado. He querido ser aquel con capacidad de estar en muchos sitios aunque solo quisiera estar en uno cada momento y he sido el que ha vivido según su conciencia.
Luisja Naya

miércoles, 26 de septiembre de 2012

"Cogerte.¿Con ganas? Con amor"

Ven. Abrázame y dime que soy tu mejor compañía. Que triunfa tu sonrisa al verme y que todas las noches son de luna llena. Que la música suena de fondo cuando escuchas mi voz y, que, desde que me conociste, no has parado se pensar en mí. Que la mejor medicina son mis besos y contra el frío abrazos. ¿A los demás? Que les den.
Ahora voy yo. Que te necesito. Que en cada palabra retumba tu nombre. Que en cada número saltan chispas hasta llegar al nuestro. Que, aunque seamos nuevos, nos conocemos veteranamente. Que mi única carretera sea de tu espalda a tu cuello y de tu cuello a tu boca. Que, los besos, compartidos, saben mejor. Quiero fumarte. Que tengo ganas de cogerte, ¿con ganas?, con amor.
Alejandro Pérez Marcos.

sábado, 22 de septiembre de 2012

Frío como el Norte

Desperté con un frío tremendo que calaba hasta mis huesos. No, no;  Desperté oliendo el aroma del mar azul y el sonido de las olas chocar. No, no, de ninguna manera; Me desperté, abrí la ventana para limpiar mis pulmones del aire viciado de la casa, y llenarlos de las praderas verdes y el mar, a la par que me deleitaba con el bufido de los barcos pesqueros llegar al puerto. Bueno, da igual, la cuestión es que estaba despierto, en aquel lugar, en aquella época del año, y que todos mis sentidos se concentraban en la percepción de aquellos estímulos que resultaban agradables. Tan agradables, que resultaban vigorizantes para afrontar estas líneas. Me preparé un vaso de aguardiente y me comí una fruta. Había decidido no pensar en mi historia. Pero, como siempre, me acordé de Isabel. Invierno. Mar. Praderas. Asturias. Recuerdos con olor a pergamino viejo. Remembranzas tristes...

Recuerdo que tenías un precioso largo pelo moreno. Unos ojos marrones verdosos. Nos conocimos en aquel bar pequeño en Cudillero. Yo era de un pueblo pequeño que estaba a media hora andando, lo recuerdo todavía porque fueron los treinta minutos mejor empleados de mi vida. Tenía quince años. Mientras me precipitaba por aquellos caminos de tierra fumando un cigarrillo, charlaba con mis otros amigos para ir a la fiesta del pueblo. Todos íbamos preparados por si había pelea por las chicas de allí contra los de otros pueblos, como siempre pasaba. Cuando llegamos allí, ya era de noche. La banda fue a saltar al escenario para tocar sus clásicos temas. La banda se llamaba: Los gaiteros de Cudillero. Una vez en el pueblo, nos separamos mis amigos y yo para intentar cazar a alguna chica. Llegué al bar. La pequeña cafetería se llamaba Punta Monsacro. Le pedí una cerveza. Mientras bailaba toda la gente, yo estuve sentado pensando, cuando de pronto vi cómo tú, con tu gracia, te acercaste hacia mí.
- ¿No bailas? -dijiste sonriente-.
- No suelo, pero si me lo ofreces -dije entre risas-.
-¡Que te lo crees tú! -dijo mientras se iba a bailar un amigo mío-.

Entonces, ni me lo pensé dos veces, fui hacia ti con ímpetu. Te agarré. y bailamos. Podía oír en mi mente la música, ver los compases y verte a ti. Iba lanzado, ligero, como una suave pluma caer bailando al ondear en el aire. La orquesta tocaba aquel bolero mientras tu y yo como dos lenguas de fuego, nos juntábamos en el cielo para encender la llama del deseo. Todo Cudilleiro estaba lleno de luces. Al terminar la canción nos cogimos de la mano llevados por un impulso pasional y adolescente. Sí, adolescente. Fuimos a la playa y nos sentamos sobre la infinita arena blanca. Nos besamos lentamente. Un beso en el ojo, otro en la nariz, otro en los labios. En sus labios preciosos que invitaban al amor. En el cuello. En su cuello. En el cuello blanco y delgado como de cisne. Y otro beso, y otro más. Pero de repente:
- ¡Pablo, tenemos pelea, acaban de pegar a Braulio!
- Perdóname Isabel, tengo que ayudarles y despegándome de aquellos preciosos instantes de lujuria y pasión, me dirigí a la bulla.

Un gancho, y luego otro. Estaba pegándome por haber abandonado por primera vez, y no última, a la mujer de mi vida.

Pablo Esteban Keogh

jueves, 13 de septiembre de 2012

"Cuando estábamos contentos"



Vivo en un pasado estancado en el presente, y las letras no hacen daño entre las filas de mi mente.
Sueño con un mundo que diga las cosas de frente, y no tener que encontrarse los problemas de repente. Miro hacia los lados, y solo veo a mi gente, esa que me ayuda, en días malos o días corrientes. Suelo ser amigo de lo malo y lo diferente, pero mírame y dime que me quieres entre dientes.

Busco, vuelo, agobio de repente a una musa. La hablo, la canto, la miro y es difusa. Podría vivir solo con su aliento, pero prefiero sentir que su amor abusa de momento.
Dime si lo que hago no es querer al arte, quien pudiera, quien quisiese, expresarse en todas partes. Pintar en las paredes y escribir en los balcones, hacer el amor sin asco y sin condones. Ir cantando por la calle, viendo como amanece. Vivo en una mierda o algo que se le parece. Las paredes son oscuras, las vidas tristes y cansadas, mi musa está muriendo y ya solo escucho arcadas.
Dame un rato mas, que te quiero contar mi vida. Nací en un periodo que no era para una mente como la mía. Sufro en silencio esta sociedad tan rota. Observo con mi guitarra como el mundo se derrota.
Todo volverá a ser como antes, como cuando estábamos contentos. Ser feliz en verano con un par de cornettos. No se vivir sin luchar, y ahora estoy improvisando, prefiero vivir corriendo que morir andando.
Alejandro Pérez

miércoles, 12 de septiembre de 2012

Corazón al compás

         Un auditorio vacio, dos luces, encendidas al azar por un interruptor escondido, iluminan la zona. Cierro los ojos, y un cosquilleo por mi espina dorsal da lugar a una lágrima de nostalgia. Llevaba demasiado tiempo callado y aguantando los golpes. Tocaba abrirse y explotar. Una Fender yacía apoyada junto a unas baquetas. Supe qué arma escoger para este duelo entre mi cabeza y mi corazón. 
        Las notas fueron precedidas por los arpegios. Empezaba a temblar. Una melodia aprendida en casa hacía más de un año de Guns N´ Roses fluia de mi cabeza a mis dedos. Estaba sudando. Poco a poco mis dedos al compás de la canción se fueron acelerando. De una patada encendí la distorsión para dejar que la rabia sucumbiera a la melancolía. El escenario temblaba, y yo con él. Mis tímpanos pedían un descanso pero mi corazón no estaba dispuesto a dárselo. Empecé a gritar. Me dolían los dedos pero no pensaba parar.
       Mis emociones fluían concorde avanzaba la noche. Y tras la última nota empecé a llorar. Llanto de desesperación, de rabia incontenible, de deseos de destrucción y de consuelo. Mi cabeza temblaba. Dudaba que mis oidos fueran a ser lo mismo después de aquello. Miré mis dedos, un hilillo de sangre fluía por mi índice y pulgar. Tenía el pelo empapado en sudor. Tras aquellos cerré los ojos, y caí rendido en un sueño que duró más de 24 horas.
Luisja Naya    @luisja_naya

martes, 11 de septiembre de 2012

SE VENDE PARA NO VOLVER.

Si, vendo mi moto. Aquella moto que nos llevó a tantos lados, aquella sobre la que nos dimos tantos besos y lo hicimos, lento, tantas veces. La vendo.

Para que tenerla si cada vez que gire el manillar derecho y escuche su rugir me acordaré de aquellas manos que rodeaban mi cuerpo cuando le daba mas gas, cuando nos hacíamos Madrid-Valencia en dos horas a las tantas de la madrugada para desayunar horchata fresca y volver a comer a la capital. Si cada vez que pise el embrague me acordaré de tu apretón en mi cadera y de tu bota en el suelo. Si, cuando baje al garaje a por ella, vea nuestros cascos: uno al lado del otro. Y recuerde aquel mechón de pelo que se resistía a la visera. Para que quiero un motor de 1200 si no puedo disfrutarlo contigo.
La vendo, pero no se la venderé a cualquiera. Se la venderé a un chaval joven, con el carnet recién sacado, poco dinero en el bolsillo y una novia a la que llevar a todas partes. Y, que cuando monten juntos en la moto sientan nuestros cuerpos en ella. Que cada beso que se den en el asiento sepa a nuestros besos. Que hagan locuras. Que quemen rueda en los semáforos y vayan a doscientos por las curvas. Que se sientan. Que nos sientan a nosotros y a nuestra vida.

Siempre te echaré de menos. Siempre te querré como nos quisimos en nuestros días.
Alejandro Pérez

lunes, 10 de septiembre de 2012

Entre Hierba y Abrazos.

¡Ya son fiestas en el cielo!
Todos buscan pareja de estrellas y bebidas para viajar. El humo se convierte en nubes y, los besos, en lluvia. Al fondo, a la derecha, hay unos altavoces que le dan watios a Quique Gonzalez. Dos o tres parejas miran cogidos de la mano el firmamento. Otros, solitarios, miran el fondo de una botella, como si allí se encontrara su media naranja.
El campo está lleno de gente joven y el cielo de estrellas fugaces. Buena combinación de echos efímeros. Encima del capó del Seat Ibiza que me ha dejado mi hermano estamos tumbados ella y yo, mirando al cielo. Mi pecho hace de su almohada y mi brazo de manta. Ella lo que me hace a mí es feliz.
-Que horas son ya?
-Pues serán las 23:30, por?
-Avísame a las 00:00.
-Vale, jajaja, por?
-Pues para pedir un deseo..
-Pero no ves que estamos bajo un cielo lleno de estrellas fugaces?
-Pero mi deseo es especial.

Dicho esto empezó a subir por mi cuello hasta llegar a mi boca.

En los altavoces empezó a sonar "Turnedo" de Iván Ferreiro. Se escuchó un grito de felicidad unísono y miles de voces cantando el tema del gallego. Yo tarareaba alguna letra entre beso y beso. ¿Sabes esa sensación de querer parar el tiempo? Pues conseguí pararlo por un segundo. Ansiaba que llegarán la 00:00 para saber que quería ella. Miraba el reloj cada cinco minutos. Ahora sonaba algún tema desconocido, pero del estilo de los dos anteriores...
Fue la mejor noche del año, sin duda. ¿Que que pidió a las 00:00? No lo sé. No me lo dijo, pero, lo único que me dijo fue que me quería, mientras se acurrucaba entre mis brazos y olía el cuello de mi camisa.
Alejandro Pérez (@Biggeralex)

lunes, 3 de septiembre de 2012

Da todo lo que puedas

Las personas no somos perfectas, al igual que el amor, una relación tampoco lo es. Al principio todo es muy bonito, enamorados, felices, ilusionados, promesas para toda la vida... Pero a medida que va pasando el tiempo, las cosas se complican, se discute, nos enfadamos, lloramos. El amor de verdad es un sentimiento tan fuerte que puede cambiarte por completo; puede hacerte reír, como tambien puede hacerte llorar, te puede ilusionar, como tambien puede hacerte gritar, y puede hacerte sentir ''mariposas''en el estómago, como tambien puede producirte rabia y dolor. 
Nunca será perfecto, pero si puedes encontrar a esa persona imperfecta, y asimilarla como tu modelo de la perfección. El secreto es amar a esa persona, pese a todos los defectos que pueda tener. Prometer que darás lo mejor de ti, día a día. Hazla sentir amada, hazla sentir que le importas, pero nunca le hagas sentir daño. No prometas cosas que no cumplirás, no le prometas el cielo, pero promete dar lo mejor de ti en cada momento. No pienses en un día malo, porque puede arruinar todos los dias buenos que hayas pasado. No dejes que una mala temporada haga daño a la persona que posiblemente te ame, y te amará toda su vida. No eches todo a perder por una discusión, por que os seguiréis amando. El amor no es 
perfecto pero sin él, la vida no tiene sentido.

Cristina Lorite

domingo, 26 de agosto de 2012

"A destiempo"

Contar en un reloj de arena los pedazos de tiempo que caen de arriba abajo, esos momentos en los que cierras los ojos y deseas el milagro de parar el tiempo, aunque al hacer eso lo pierdas. 
Querer no morir nunca y aún así preguntarse el cómo lo harás, y el cuándo. La vida no es una cacería en la cual el que sobrevive más tiempo es aquel que no se ha dejado matar, la vida no se mide en horas o minutos, se mide en momentos. En esos momentos que se quedan en la memoria, en esos momentos que no sabes que hacer, en esos momentos que quieres estallar, en esos momentos que quieres repetir. 
El disfrutar como niños que solo volverá a través de un recuerdo difuminado por las carcajadas de tu mejor amigo. El tiempo que pasas observando la vida siempre va ha ser proporcional a tu estado de ánimo, cuanto más aturullada tu cabeza mayor percepcion del momento. Pero si estás enamorado al lado de la persona amada se te hace de noche por la mañana. A la conclusión que quiero llegar es que el tiempo no existe, ¿Quien opina lo contrario?
 Que me conteste a una pregunta: ¿Cuánto dura el ahora?.

Luisja Naya