miércoles, 19 de diciembre de 2012

Amor en Mar II (La despedida)


Nos volvimos a ver a la mismahora que siempre. Yo llevaba en mi mochila unas cervezas, y un altavoz paraenseñarles la música de la que les hablaba. Nos saludamos como siempre, yvolvimos al hogar de nuestros recuerdos, y la infinidad de otros más. Volvimosa ver a nuestro gato, al que graciosamente Camille había apodado “Superbit”(que en francés hace referencia al tamaño de su miembro), pero decidimosllamarle “Sbit”. En todas nuestras citas el gato había estado. Decidimosllamarle. Yo chasqueaba la lengua para que viniese, le llamaba por su nombre,pero lo único que hacía era mirarnos con sus dos ojos glaucos grandes ybonitos. Me preguntaron si olían a tabaco, les dije que no para agradarlas. Lesenseñé mi música y apuntaron a los cantantes. Como siempre, nos contamos todo,nuestros secretos, aquellas conversaciones que el tiempo, desgraciadamente,borrará, porque como decían los grandes sabios latinos, “verba volant, scriptamanent”, pero el recuerdo en aquel mar, aquella cala, y nuestro Tiempo, seguirápatente. Nos bebimos las cervezas, hicimos todo tipo de tonterías, y llegó elfinal. Se tenían que ir, se nos había hecho tarde. Cuando te lo pasas biensiempre se te hace rápido. Nos fuimos a despedirnos. Quisieron que les dijesealgo en español, porque pensaban que cuando hablaba en español, tenía voz sexy.Me reí y les hablé en español. Me dijeron en inglés (traducido):
-      Te echaremos demenos. Es el mejor verano de nuestra vida. Eres un chico precioso.
-      Les contesté lomismo nos despedimos con unos abrazos largos y bonitos.
Les dije Adiós sintiendo ungran pesar. Me fui a casa en la inmensidad de aquella noche triste. Viendoaquel lugar que alojó nuestra despedida. En esa despedida supe que no volveríaa verlas en mucho tiempo. Conseguí evitar que una lágrima se derramase. Lasecharé mucho de menos.

Y ante mí otra vez: El mar,la cala, y el Tiempo. Mis pasos huecos llegaron a mi casa, en la inmensidad dela noche, vi desvanecerse nuestras conversaciones como lágrimas en la lluvia,como unos minutos en un reloj.

Todo se desvanece, y solo lo escritopermanece.

PABLO ESTEBAN KEOGH

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