DÍA 1
Imagínate volar. Romper fronteras con un
simple batir de alas. Ser libre. Buff… Libre…
Tengo un objetivo: no atarme con
objetivos. Ser un “supertramp”. Llegar a un nirvana sin nada que me ate
físicamente. Dejarme guiar por mis sentimientos y mi música. No cortarme el
pelo ni perfilarme la barba. Romper los “a lo mejor”.
Cuando me imagino sentado en una silla
incómoda, frente a un ordenador, estresado, y una mesa de caoba como jaula, me
agobio. La corbata que te aprieta el
cuello y el pelo bien arreglado. Un traje negro y unos caros zapatos de cuero,
a juego con el cinturón, el maletín y la correa del reloj, que es de oro.
Todo esto sirve para llegar a
casa y odiar al jefe, y al compañero, y a tu mujer, que no está tan buena como
la secretaria nueva. Que mientras una se da la vuelta en la cama para no hablar
contigo, la otra te pone ojitos tras la cristalera del despacho. Pues que pena…
¿No sería mejor dormir
tranquilo, sin alarmas, todos los días del año? Vivir de la tierra, sin
fábricas de por medio. Es imposible, pero es bonito. Qué pena…
Que el amor no se base en
minifaldas y gimnasios. En copas y maquillajes caros. Que lo más bonito que
exista sean dos ojos verdes mirando un mar azul, o dos azules, mirando el
bosque, verde. O negros, O marrones, coño. Da igual el color cuando miran de
verdad. Unos estudios más pensados para el alma y la mente, y no para el
bolsillo. Que la meta de una persona sea ser feliz, pero de verdad, sin
importar el dinero. Es imposible, pero es bonito…
Sería muy hippie trabajar
vendiendo libros, o música. Vender mi fruta o mis collares. Ahorrar para vivir,
y no parar tener una sonrisa de oro. Ser un cuero, o un caucho. Ser feliz.
Es imposible, pero es bonito pensarlo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario