jueves, 5 de septiembre de 2013

El Baño de Dos Horas de los Domingos

Escuchamos morir en vida y por nuestra cabecita se pasean pensamientos feos, como un hombre encerrado en una tumba aún respirando.


Para evitarlo, voy a llamarlo Domingo. Mejor aún, El Baño De Dos Horas Del Domingo.


Y le echas de menos. Porque con ese bicho a tu lado todos los días eran lunes felices.


Y echas de menos esas amistades que hace un año iban a ser para siempre y ahora solo son fotos llenas de sonrisas mientras las miras con los ojitos rojos.


Respira.


Creo que mi peor "El Baño De Dos Horas Del Domingo" fue cuando me di cuenta de que había perdido por el camino a una niña de color de pelo sin concretar, con una sonrisa enorme en la cara ya que consiguió superar sus complejos, cantando a todas horas, saltando, leyendo, escribiendo, descubriendo, siempre con ganas de vivir...


Respiro.


Qué fuerte brillan hoy las estrellas al otro lado del charco y que maravilloso es encontrar gente tan increíble en lugares tan impresionantes.


Qué bonita es la vida y que bonita es la palabra bonita.


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¿Alguien me explica que problema tiene el mundo con enamorarse? Que tire la primera piedra el que no alcanzó la felicidad cuando su mirada se cruzó con la suya.


Adrenalina.


¿Y qué me dicen de cantar por la calle? Cuántos chavales de mi edad me habran dicho que viven al límite por cruzar en rojo pero luego dicen que no me conocen cuando me pongo a cantar muy fuerte.


Ironía.


En el libro de no instrucciones de la vida deberían decir que no todo es para siempre pero que sí podemos hacerlo permanecer bonito en nuestras memorias por siempre.


Complicado.


¿De verdad os gusta la gente que no es friki de algo? Sentir pasión por un grupo de música, un libro, un rincón en la tierra, una persona... Vivir.


Equivocarse.


¿En serio queréis olvidar? Ojalá jamás olvide ninguno de mis errores, han sido las cosas mas correctas en mi vida para hacerme feliz.


Una doble de risas, por favor.


No quiero aburrirte más.


El cuento termina con una chica andando descalza por la calle, con la sonrisa más grande jamás vista nada más cortarse el pelo después de estar dos años esperando a que le creciera (la sociedad era la que esperaba).


Ese momento en el que sales de El Baño De Dos Horas Del Domingo y decides que a partir de ahora no habrá más precipicios sin tu sonrisa.


Ese momento en el que decides no dejar de ser feliz.

Almudena de Pedro

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